RELATO
DE VIAJE A LA PATAGONIA ARGENTINO-CHILENA
PATAGONIA2006
Siguiendo al camel98
Fueron
unos cuantos años guardando celosamente la hoja de
ruta original de este maravilloso Camel por tierras patagónicas
hasta que finalmente pude materializar el primer recorrido
de relevamiento en vistas de una importante visita de amigos
españoles que confiaron en el proyecto y que se vienen
en Marzo2007 a disfrutarlo con nosotros. Pocas camionetas
y un grupo reducido fue la "avanzada" y premisa
para este hermoso recorrido por los principales Parques Nacionales
de Argentina y Chile.
La idea era simple, comenzaríamos por Bariloche y luego
de unos días cruzaríamos por Futaleufú
en dirección a la famosa Carretera Austral. Tres días
serían suficientes para recorrerla y volver a cruzar
a la Argentina por el desolado Paso Roballos. Pedro Fortuny
y su Posada del Posadas, anfitriones de lujo para nuestro
reingreso a la madre pátria para luego seguir bajando
por la mítica R40 y disfrutar así de la exclusiva
excursión al glaciar Viedma en las proximidades del
pequeño pueblito de El Chaltén, nuestro primer
contacto con el hielo patagónico, el "Moreno"
y la navegación al Upsala, vendrían más
tarde. Dejábamos para el final las Torres del Paine
y por supuesto el encuentro con nuestros amigos fueguinos
en la Isla de Tierra del Fuego. Serían 17 días
de pura patagonia, tres cruces de fronteras y más de
8000 kms relevados.
Primera
Etapa: Buenos Aires - Neuquen - Va.El Chocón - Bariloche
El
enlace a la Posta de Arroyito, un rápido trámite
por la capital de La Pampa y el más rápido aún
cruce "circunvalado" de la capital del Neuquén.
Ya iban quedando atrás los primeros "furcios"
idiomáticos con nuestro nuevo amigo Bernard, el francés
que dejó su tierra para vivir una aventura patagónica
con nosotros,.. y por lo que se ve,.. parece que no será
la última.
Segunda
Etapa: Bariloche - Esquel - Pto.Puyuhuapi
La
visita al pequeño pero completo museo municipal de
la Villa El Chocón, puso de relevancia lo especial
de esta tierra inhóspita que no necesariamente siempre
fue así, la presencia de grandes dinosaurios carnívoros
hablan de un pasado de verdes ahora perdidos en las áridas
mesetas, interesante y obligada parada de unos cuantos minutos
que me recordó lo mal que hacía al no parar
en anteriores enlaces a Bariloche. Con el lago Exequiel Ramos
Mejía aún a nuestra izquierda vemos a una Land
Rover Defender con problemas al costado de la ruta, la familia
de Pablo (el alias del LRC "la cosechadora") que
intentaban ir a Buenos Aires para el casamiento de la cuñada
justo cuando al motor del TD5 dijo basta y el regero de aceite
sobre la ruta, prueba válida de que hasta allí
llegaban. Una buena linga y unos cuantos kilómetros
a tiro nos tenían comiendo juntos en la Petrobrás
de Piedra del Aguila. A los pocos minutos la LR sobre la grua
con Pablo y nosotros con su familia en la SW4 de Tito partimos
juntos a Bariloche. Solidaridad y espíritu 4x4, en
la radio no se hablaba de otra cosa. Llegar a la ciudad y
subir por el teleférico a la confitería giratoria
del cerro Otto, nos permitió evaluar claramente lo
mucho que Bariloche había crecido en estos últimos
años, cenar en un rico bife de chorizo en la parrilla
de la calle Palacios una acertada recomendación de
Lila (una de las integrantes del grupo Fenoglio con los cuales
tuve el gusto de compartir uno de los viajes a Machu-Picchu
de este año)
Llegar
a Bariloche justo el día anterior a la largada de la
clásica "Mil Millas" penalizó el horario
del desayuno, pero alentar al amigo Ferchu que corría
en uno de esos maravillosos clásicos en el marco del
Llao-Llao fue casi tan gratificante como el chocolate caliente
en el refugio Frei del Catedral, planificado punto panorámico
de esa mañana y divertido ascenso en la "sextuple"
del afamado centro de ski. Las 14.00 horas era nuestro punto
fijo del día, la clásica excursión náutica
a la Isla Victoria y el bosque de Arrayanes nos puso en claro
el porqué de uno de los principales y obligados circuitos
turísticos de la ciudad, revivirlo despues de tantos
años, una felicidad. Las exisitas tablas de ahumados
que el negocio de la familia Weiss propone al viajero, el
remate del día, la travesía perfilaba turistera,
entonces si así pintaba, no dejaríamos de "titere
con cabeza", al menos en la parte gastronómica.
Salir
temprano para Lago Puelo y posteriormente a Puerto Chucao
en el Parque nacional Los Alerces ya no era imperativo, la
excursión al alerzal milenario de ese Viernes se había
suspendido, eso nos dió tiempo para llegar hasta la
Pasarela del Azul, justo donde el Camel inició la prueba
de kayak de 6 kilómetros hasta su desembocadura. Comernos
los ricos chocolates comprados el día enterior en el
mirador del Lago Verde, un frugal "almuerzo" con
inmejorable vista. La famosa caminata al pequeño puerto
del Lago Menéndez, el segundo trekking del día,
ya habíamos tenido suficiente, el hotel de esquel y
su bienvenida Wi-Fi, nos puso al día con el tema de
Internet, algo que luego en plena patagonia sería una
cuestión bastante difícil de zanjar ($12 la
hora en El Chaltén, es un claro ejemplo)
Una
entretenida visita a las cascadas de Nantt y Fall (otro de
los Discovery Location del Camel) nos puso a caminar por primera
vez esa mañana, justo a tiempo para comernos la rica
torta de frambuesa preparada por la mujer del Tape (toyotero
de Esquel) antes que nos la quitaran los carabineros de Futaleufu.
Llegar
a Villa Santa Lucia justo a la hora de almorzar, nos sentó
a la mesa de uno de los pocos establecimientos que se ocupan
de dar ese servicio a los turistas. Modesto pero cálido,
el huesudo guiso de vaca regado con el equivalente local del
T.T.T (Tetrabrick Termidor Tinto) o D.D.T (como más
les guste), llamado aquí "Gato Negro" hizo
maravillas en nuestros vacíos estómagos. Sentirnos
ya inmersos en las típicas construcciones de madera
de la patagonia chilena, aquellas en que los pasos se hacen
sentir en los pisos de madera, esa de techos bajos y siempre
encendidas salamandras, evocaban con aromas y sonidos nuestra
llegada a un lugar especial, pernoctar en la casa de la sra.Ursula
en Puerto Puyuhuapi terminó de fijar a esa arquitectura
particular en nuestras bitácoras de viaje.
Una pactada visita a la tradicional fábrica de alfombras
de la villa, nos remontó al pasado del lugar, donde
la rudeza del invierno contrastaba visiblemente con cálidos
ambientes de pisos y techos de maderas nobles. Hermosos telares
y finas lanas que han sabido ganarse una buena reputación
internacional, abrían ahora sus secretos a nosotros
de la mano de Helmut y su sra. Cerradas algunas "compritas"
a u$s200 el metro cuadrado de alfombra (aquella en que la
matemática dice que se necesitaron 20.000 nudos para
llegar al m2) nos dispusimos a cenar en lo de Fritz (a la
sazón, hermano de Helmut -el de las alfombras- e hijo
de Ursula -nuestra anfitriona-, nieto de uno de los fundadores
del pueblo) casi el único restaurante disponible para
tan importante y relajada hora, esa en la que solo se habla
de cuentos y anéctodas, es aquella en que se permite
por primera vez en el día la ingesta de la rica cerveza
chilena "Austral".
Una corta caminata a la Hostería Alemana entre casitas
de madera y ese aroma tan particular de fuegos encendidos
que solo en la cordillera huelen en esta forma, le dio fin
a nuestro primer tramo sobre la Carretera Austral, buen ripio,
mejor paisaje y extrañas hojas gigantes que los locales
llaman "nalcas" le dan a esta mítica ruta,
argumentos de peso que bien justifican la visita.
Tercera
Etapa: Pto.Puyuhuapi - Coihaique - Pto.Tranquilo - Paso Roballlos
- Lago Posadas
Salimos
temprano con la esperanza que el dato del nuevo centro termal
a la salida del pueblo estuviera abierto, y no fue así.
Recién inaugurado pero con empleados que parecen no
cumplir con el horario encontramos la entrada cerrada, un
rápido enroque y el frustrado baño fue rapidamente
cambiado por la hermosa caminata al Ventisquero Colgante del
Parque Nacional Quelalt. Apenas arribados al parking se inicia
una entretenida y corta caminata a la laguna del ventisquero
en donde si se tiene suerte y el único guardaparque
está disponible, por solo $3000 (u$s6) los llevará
a la base del salto de agua que tiene su naciente en el hielo
mismo. Fotos de rigor y a la Carretera Austral nuevamente,
siempre en dirección sur. La parada en el salto Padre
Garcia nos puso en contacto nuevamente con la selva fría
del sur chileno, pero ya se hacía la hora de comer
y nada se veía hasta Coihaique. Decidimos echar mano
del remanente de chocolates y galletitas que habíamos
comprado en la ciudad de Bariloche. Puente Piedra el Gato
cerca de Puerto Cisnes fue el improvisado lugar de detención
para el frugal pero nutritivo almuerzo, de allí la
ruta se ve afectada por los trabajos de pavimentación
que prometen terminarse en el 2010 y que para nuestra suerte
nos generaban paradas progresivas para disfrutar del entorno
y fumarnos un "puchito" fuera de los habitáculos,
en definitiva esta era una travesía de fumadores, que
7 a 9 ganaban por goleada!.
Llegara
Coihaique en domingo y a la hora de la siesta, no fue precisamente
una acertada elección, casi tan mala como la cotización
del cambio u$s vs. $ del único punto abierto en toda
la ciudad, hasta aquí habíamos llegado casi
sin cambiar moneda y la cosa ya no daba para más, 500x1
contra el habitual 530x1 era un merecido castigo por no traer
la divisa desde Argentina. Un rápido cafe en la "Copec"
de la salida a Balmaceda y ya estábamos enfilando las
tres camionetas hacia nuestro próximo destino, Puerto
Tranquilo a orillas del enorme lago General Carrera (llamado
Buenos Aires "de nuestro lado"). A poco de terminado
el pavimento que se inició poco antes de Coihaique,
la villa Cerro Castillo nos recibe con la misma confusión
que seguramente les provocó a los equipos del Camel,
nos pasamos un desvío a unas lagunas encadenadas, que
luego fue tarde remontar, por los dichos de Willie el propietario
del restaurante-hotel de Puerto Tranquilo, una huella que
bien hubiera valido el desvío si de 4x4 se está
hablando. Suerte que los largos días del inicio del
verano austral nos estaban ayudando y mucho, para no perder
la costumbre estábamos arribando a las cabañas
de Patricio justo media hora antes del atardecer, que por
estos pagos es bien entradas las nueve, Eduvigia -su ayudante-
ya nos las tenía preparada, así como la navegación
a las Catedrales de Marmol de el día siguiente.
No
era el mejor día para embarcarse sobre el Carreras,
pero según los dichos de nuestro baqueano "Tito
Pardo" -uno de los primeros en traer turistas a disfrutar
de las extrañas formas esculpidas en el marmol de sus
orillas-, este lago turquesa es siempre temperamental a la
hora del medio-día y castiga así a los que osan
interrumpir la importante ingesta de sus pobladores. Así
debe de haber sido, nuestro remoloneo matutino despertó
la justificada ira del espíritu del lago, que una simple
navegación de 45', la transformó en algo similar
al cruce del cabo de Hornos de más de 2 1/2' horas.
Tomamos contacto por primera vez con el rudo clima patagónico,...
y no sería la última. Viene aqui el consejo,
un mes se repetía siempre entre los pobladores respecto
al mejor período para hacer la incursión a la
Patagonia Austral, la respuesta era casi siempre la misma,
"Marzo" decían,.. q'paz que tenían
razón.
Un
nutrida delegación de franceses, alemanes y valla uno
a saber que más, llenaban el pequeño comedor
de la Hostería de Willie. La fila de campers y camiones
que transportan turistas reafirmaba lo acertado de la elección
de este minúsculo pero estratégicamente ubicado
pueblito costero para materializar el pernocte. La excursión
a Bahía Exploradores y su trekking a los hielos del
Campo Norte quedó programada para otra oportunidad,
nosotros ahora deberíamos seguir al afamado "Baker"
hasta su unión con el Chacabuco y reingresar así
a nuestro territorio por el solitario Paso Roballos (no confundir
con la huella que sale de Los Antiguos al Sur hacia este paso
fronterizo, aqui estamos llegando a él desde Chile).
Cientos de guanacos nos reciben por primera vez en este viaje
en los dominios de una gigantezca estancia patagónica
chilena, aquella que supo tomar el nombre del río al
que pacientemente estamos remontando al Oeste, "la Chacabuco".
Fue un poco más alla de Puerto Bertrand, justo en el
mirador de la "junta" del Baker y el Chacabuco,
donde nos despedimos de la hermosa Carretera Austral, más
adelante un poco confiable balseo y el arribo al pueblito
de Villa O'Higgins hubiera marcado el final de la misma, pero
los tiempos no daban y la Cueva de las Manos destacaba en
el cronograma, pasarnos de esa latitud, hubiera sido un error.
Volver
a pisar tierras argentinas fue festejado con un poco de "campo
traviesa", las estrictas normas chilenas nos tenían
un poco acobardados para el uso de la doble, ya en casa decidimos
trepar el cerro del Hito fronterizo, para festejar y poner
la baja un rato. Fotos de rigor y terreno conocido hasta la
casa del hospitalario Pedro Fortunny, ese catalán amante
de nuestra tierra que un día decidió quedarse
en este inhóspito paraje patagónico (ahora llamado
Hipólito Irigoyen) para servir de anclaje a más
de un solitario viajero tentándolo con rica comida
sureña elaborada por su esposa Susana. Su hostería,
la "Posada del Posadas" es la más vieja del
lugar (claro que solo hay dos), es de aquellas en que la sobremesa
suele hacerse un poco más larga de lo indicado para
viajeros con horarios y compromisos, pero el viento soplaba
fuerte afuera y nadie quería salir, en definitiva,
al otro día "solo" nos quedaba la visita
a la cueva y 550 kilómetros de la implacable Ruta Nacional
40.
Cuarta
Etapa: Lago Posadas - Cueva de Las Manos - El Chaltén
- Viedma Discovery - El Calafate
Afortunadamente,
el mismo empleado municipal que atiende la única estación
de servicio, trabaja en el Registro Civil del pueblo (200
hab.), por lo que sus horarios "empalmaron" con
la trasnochada en la mesa del amigo Fortunny. Una bien mantenida
ruta a Bajo Caracoles nos permitió llegar puntuales
a la visita guiada de las 11 (se hacen en los horarios en
cero). Marcelo uno de los dos guías, nos fue introduciendo
en el pasado milenario de la quebrada del río Pinturas,
casi 10 mil años han pasado, casi nada por el estado
de conservación impresionante de las impresiones de
esas manos sobre las paredes de los aleros "del Pinturas",
la sola visión de las mismas justificaban ampliamente
el hecho de volver sobre nuestros pasos esos 40 kilómetros
a Bajo Caracoles. En el pueblo, otro "boliche" famoso
de la R40. Se comienzan ya a ver sobre vidrios y puertas de
acceso, una "costumbre" de unos pocos años
a esta parte, aquella cuyo "ritual" indica que se
deberá dejar adherida en las mismas, una "calco
de viaje", esa que bién sabe reclamar entre los
viajeros, pertenencia y status de "ahora existís",...
Bajo Caracoles, Tres Lagos, La Leona, Tapi-Aike, son claros
ejemplos de lo que digo.
Comer
con Jacques Lafitte (el ex-corredor de fórmula I) y
el dueño de la Porsche-París nos es cosa de
todos los días, en Argentina es solo posible en el
cálido ambiente del comedor de la ex-pulpería
de Bajo Caracoles. Son las cosas de la Patagonia. Nos encontramos
allí con otro guía, el especialista en guiadas
en moto, Roberto Livingstone que en ese momento estaba guiando
una caravana de 9 Transalp a Nibepo-Aike a las orillas del
lago Roca. Coincidimos como correspondía, en un emblemático
paraje de la R40 y teníamos "de yapa" traductor
dentro de la camioneta, el sorprendido Bernard.
Salimos
sin muchas ganas de nuestro estupendo almuerzo hacia la parte
más dura de la R40, aquella que supo tomar en reclamo
un amortiguador y dos de nuestras cubiertas, la misma que
es temida por el tamaño de su ripio y por la soledad
de su trazado. Casi tan temida como hermosa, corre solitaria
en medio de la más cruda estepa patagónica,
aquella en que los vientos no dejan de soplar y los abandonados
puestos y hoteles, dejan en claro que quien la transita sabe
que hizo algo especial, al menos hasta que los trabajos de
pavimentación terminen de destruir su mística
aventurera. Tres Lagos ya fue conquistada por la cinta asfáltica,
habrá que apurarse, ya solo quedan menos de 350 kms.
de magia.
Llegar
a El Chalten a más de 120 km/h, no tiene la misma mágia
que cuando la ruta era de ripio y forzaba la marcha a mantener
velocidades reducidas, tal vez en complot con la maravillosa
vista que el macizo Fitz Roy y Torre entregaban al viajero
que se aventuraba por esas tierras a este pueblito fundado
en el '85, cuando Argentina y Chile tensaron relaciones por
los campos de hielo continentales que compartimos. Alojarse
en unas cálidas cabañas y cenar unos exquisitos
bifes de lomo "al fondo del pueblo", nos dejó
otra vez con el horario de salida en jaque. Pero esta vez
la gente de Fitz Roy expediciones fue clara, "... a las
8.30 comienza la charla introductoria en Bahía Túnel,
el Huemul zarpa a las nueve en punto, si no quieren perder
los u$s70 del pago por la excursión (Viedma Discovery),
sean puntuales !..." sentenció y no quedó
más remedio que cumplir.
Suerte
para nosotros que el panadero del pueblo comienza bien temprano
su faena, las dos docenas de facturas y los ricos sandwichs
de nuestro "box-lunch" apenas alcanzaron en la mesa
de la hermosa hostería de Bahía Túnel.
Tuvimos razón, salir de "la fábrica"
de ice-trekkers" del Perito Moreno (1 hora sobre el hielo)
para intentar la "personalizada" caminata sobre
el Viedma (éramos 18 en un barco que zarpa una sola
vez al día con 35 pax.de máxima) fue punto para
la Organización. Una navegación de 1 1/2 hora
por el Lago Viedma, una caminata sobre "lomos de ballena"
(superficie atercipelada que deja un glaciar al retirarse)
y 2 1/2 horas con los grampones puestos sobre el hielo de
uno de los glaciares más grandes del país (segundo
luego del Upsala) dejó más que conformes las
expectativas puestas en esa navegación. Como estaba
previsto, puntualmente a las 15.30 el Humul nos deja otra
vez en bahía Túnel y con las camionetas cargadas
con nuestro equipaje, ahora dos de las tres camionetas seguimos
más al Sur del Sur. Daniel y Chiqui se están
volviendo a Comodoro por cuestiones de trabajo, tuvimos suerte
en tenerlos como compañía durante seis hermosos
días (en el viaje a Amazonas de Julio fueron casi 24),
una rápida transferencia de carga (Enrique le pasa
a Daniel la alfombra que compró para su madre, ya que
con tres pasos de fronteras por delante no es cuestión
que algún carabinero se tiente a imponer el decomiso,
algo que tiene que ver con la importación de lanas,
o algo así,..) y las despedidas de rigor, minutos despues
y casi darnos cuenta, estábamos ya sentados frente
al mostrador de La leona, otro de los clásicos boliches
de la R40, tanto como su hermosa "cocina económica"
(que alguna vez supo robar una página de la prestigiosa
revista Lugares) tomando un rico chocolate con leche acompañado
de unas recién horneadas pastafrolas. Una corta visita
al abandonado centro astronómico (para que despues
no digan que no los llevé,...) y unos cuantos kilómetros
a la vera del "Argentino" nos puso en manos de Luis
del Frai-Toluca. Verlo al viejo amigo Fernando que esperaba
con su L200 en el puente de acceso al pueblo, fue una grata
sorpresa y un lujo de guía para los tres días
siguientes, trabajando para una de las empresas que brindan
el servicio de travesias 4x4 por los alrededores, gracias
a él nos pudimos "poner al día" con
la zona y con los corderos asados, que bien supieron hacerse
rogar hasta la última noche en El Calafate.
Fueron
dos días repartidos entre las clásicas visitas
al Parque Nacional y al único café con Wi-Fi
del pueblo, descanso y relax para casi la mitad del viaje.
El calafate creció como pocos pueblos de la Argentina,
casi tanto como su nivel de precios generales, achicamos medio
día la estadía, era hora de vernos con los aún
más caros precios del sur chileno. Esa mañana
salimos para Puerto Natales, era hora de cambiar las carnes
por los mariscos,.. y así lo hicimos !
Quinta
y última Etapa: El calafate - Puerto Natales - Torres
del Paine - Punta Arenas - Ushuaia
El
buen estado de la ruta, ayudó y en mucho a que llegáramos
rápido al paso fronterizo de Cerro Castillo. Ya en
territorio chileno nuevamente el avance de los trabajos sobre
las carreteras puso de manifiesto lo mucho que se adelanta
en infraestructura del otro lado de los andes. Llegar a Puerto
Natales directo al simpático restaurante de Carlitos,
puso frente a nosotros una rica sopa de mariscos que calentó
el espíritu en esta ya de por sí fría
zona del sur chileno. La pequeña pero bien equipada
hostería del centro del pueblo, nos sorprendío
con dos computadoras que afortunadamente nos pusieron al día
con el correo y los amigos distantes. La contratación
del "full-day" al Parque Nacional Torres del Paine,
un sencillo trámite en la agencia del mismo hotel,
en menos de diez minutos el horario quedó fijado para
las 7.30 del día siguiente.
Tomar
un pequeño bus con un guía local, un "stop
de manejo" bienvenido por todos. El circuito a Torres
del Paine si bien posible con nuestras camionetas, nunca es
lo mismo cuando un baqueano va mostrando y relatando sucesos
y lugares que solo la gente del lugar conoce. Varias paradas
fotográficas dentro del recorrido, solo se vieron empañadas
por el fuerte viento que ese día nos tocaría.
Almorzar nuestro "box-lunch" en las mesas de camping
de la Hostería del Grey y luego el infaltable "cafecito"
en uno de sus salones panorámicos, bién valieron
el gasto de casi u$s5 cada uno. Llegaría la hora de
caminar. Un sendero entre tupidas lengas nos dejó sobre
la playa del lago Grey, esa típica postal del Parque
Nacional en donde se ven a los témpanos flotar bien
cerca de la costa y a los cuales uno tiene acceso luego de
una "pesada" caminata por la playa de casi 200 metros.
Exaustos pero felices emprendimos nuestro retorno a Natales,
como era de esperarse, "directo a lo de Carlitos"
y sus pailas de mariscos. Enterarnos por la tele de la muerte
del General Pinochet, dio tema de conversación con
la gente local, que de uno y otro lado al igual que los argentinos,
polemizan sobre tablas hasta bien entrada la noche.
Conocer
la hotelería disponible en cada lugar (al menos las
que cuentan con cuatro o más estrellas) usando la excusa
de la futura organización de un viaje para españoles,
le resultó a Enrique un divertido entretenimiento para
pasear un poco por los pueblos que vamos visitando. El solitario
pero buen hormigón de la ruta a Punta Arenas, solo
tiene la particularidad de los simpáticos refugios
de tormenta para los viajeros que se le atreven, mucha de
las veces usados por los ciclistas y moteros que pernoctan
en su interior. Punta Arenas para nosotros era sinónimo
de "shopping", su zona franca al igual que la de
Iquique, tienta al turista con novedades en electrónica
y vestimenta, pero nuestra relación actual con el dolar
americano, nos dejó bastante frustrados, pocas compras
mucha caminata. Una "pastita" en el popular "Sottitos"
del centro remarcó el especial sentimiento compartido
por los viajeros de todo el mundo (así lo atestiguaban
sus paredes plagadas de mensajes y stickers) que estábamos
casi al fin del mundo, al menos el chileno !
Una
pérdida de combustible en el tanque auxiliar de la
Hilux de Enrique, nos dejo en la ruta cerca de las 11 de la
mañana, habíamos intentado contratar espacio
en la "Melinka" al Porvenir, pero a falta de disponibilidad
deberíamos intentar la Primera Angsotura del Estrecho
de magallanes, así que volviendo sobre nuestros pasos,
desandamos los 45 kilómetros a la localidad de Gobernador
Phillippi.
Más
datos
FECHA:
Diciembre 2006
GRUPO:
Guia4x4 (Buenos Aires)
INTEGRANTES:
TOYOTA SW4: Tito & Chela
MITSUBISHI L200: Daniel & Chiqui
TOYOTA HILUX: Enrique, Bernard & Colo
RECORRIDO:
BUENOS AIRES - BARILOCHE - ESQUEL
PUYUHUAPI - COIHAIQUE - PTO.TRANQUILO
LAGO POSADAS - EL CHALTEN - EL CALAFATE
PTO.NATALES - PTA.ARENAS - USHUAIA
KMS.RECORRIDOS:
8000 Kms. en 17 días
TODAS LAS FOTOS EN TAMAÑO 800 X 600 (PRESENTACION DE DIAPOSITIVAS)
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